martes, 17 de mayo de 2011

Los Alpes

Les faltaba poco para llegar a los Alpes. Tras un largo camino sin apenas descansar, los soldados cada vez veían mas cerca el momento de la llegada a Italia. Por fin llegaron a los Alpes, donde tuvieron un par de horas para descansar ya que si permanecían mucho tiempo se quedarían congelados y Anibal no podía permitirse perder a mas soldados. Ya terminado el descanso, el ejercito volvió a ponerse en pié para seguir su camino hasta Italis. Aún les quedaba atravesar un par de kilómetros para atravesar los Alpes definitivamente. Anibal temía que muriesen mas soldados por el frío asi que mandó que aligerasen el paso, pero una tormenta les sorprendió. De pronto el cielo se oscureció por completo, el sol debió de perderse entre una de esas enormes nubes. Una niebla intensa cubrió el camino que les faltaba a los soldados. Un soldado le comunicó que diez de sus hombres se habían perdido. No tenían tiempo para volver, pero un soldado se ofreció voluntario para ir a buscarlos. Al poco tiempo el soldado volvió con cinco compañeros, los cinco restantes habían desaparecido. Anibal y su tropa continuaron su camino, les faltaba poco. A los pocos días, por fin llegaron al sitio de la acampada.

martes, 10 de mayo de 2011

Hipatia

Hipatia

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martes, 22 de marzo de 2011

La Odisea


Dijo, y enderezó la amarga saeta hacia Antínoo. Levantaba éste una bella copa de oro, de doble asa, y teníala ya en las manos para beber el vino, sin que el pensamiento de la muerte embargara su ánimo: ¿Quién pensara que entre tantos convidados, un sólo hombre, por valiente que fuera, había de darle tan mala muerte y negro hado?

martes, 1 de marzo de 2011

¡Oh, Troya!

Ya estabamos allí, en aquella inmensa playa, era increible. Tenía unas grandes palmeras las cuales hacian una sombra increiblemente apacible en la que cualquiera sería capaz de quedarse tumbado para toda la vida contemplando las olas del mal.El agua de la playa era clara y cristalina que hasta la mínima sombra se podría reflejar. Aquella playa tenía una arena rojiza, que con tan solo tocarla se pegaba el color a tu piel. Unos pocos metros más lejos encontré unas rocas redondas las cuales tenían diferentes colores y texturas, cogí un par de piedras y me las guardé en una bolsa por si me harían falta en la batalla. Tanto rato estuve contemplando aquella maravillosa playa que ni me percate de la inmensa muralla que potregía Troya, era tan grande que ni el caballo que habíamos construído era tan grande como ella. Parecía muy fuerte e imposible de derribar, aunque nuestro plan no era ese. Tras contemplar la playa y la muralla comenzamos a montar nuestro campamento para planear el asalto a la gran Troya.